lunes, 2 de noviembre de 2015

La pior - Daily news: me quedé sin pretextos.


Ya lo había compartido hace poco: durante dos semanas estaba llena de enojo todo el día y con pesadillas por las noches. Hablé con un amigo que quiero mucho y me di cuenta que ese enojo era berrinche porque las cosas no salían como yo esperaba. Al siguiente día me sentía más tranquila, pero hay circunstancias que se pueden arreglar pronto o no son tan significativas y vuelvo a enojarme como si hubiera sido tremendamente ofendida.

No solo es enojo, es frustración, miedo y vacío. No miento, están ahí y estoy segura que no son nuevas. No… su aroma es rancio.

¿Por qué los siento como nuevos? ¿Por qué creo que son nuevos?

Pretextos. Es lo primero que cruza mi mente.  

Nada nuevo qué contar: todas esas emociones difíciles las trataba de cubrir en relaciones afectivas y con el sexo. La gran diferencia es que ya no tengo esos distractores, pero todo eso tan difícil de encarar sigue ahí.

Ya trabajé para quitarme pretextos, ahora parece que pataleo para encontrar otros, pero no me sale, me equivoco y tropiezo en mí misma de maneras estúpidas.


Me alejé de mi enemigo, de manera consciente elegí no distraerme de nuevo, ya no hay quien me salve. Yo misma me puse entre el espejo y la pared.

No queda más que rendirme a lo peor de mí. Ya no tengo pretextos.